lunes, 6 de julio de 2009

ACTO I

De Anticas y otros diablos

Decarabas por su parte había regresado a Chateau D’Oraguille para saber si la emergencia en Bastok no aplicaba al reino de SanD’Oria también, y para informarse de la situación. Una reunión especial estaba teniendo lugar, viejos conocidos estaban informando sobre un comportamiento inusual en los beastmen a través de todo Vana Diel, su numero era cada vez mayor, al igual que la fuerza que demostraban en combate, pero una mención aparte merecían los Anticas, quienes habían experimentado una explosión demográfica sin precedentes y que ahora marchaban sobre Bastok en un ataque feroz. Estos informantes decidieron partir con algunos refuerzos para reportar que no se presentara otra invasión a la vez que buscarían inspeccionar uno de los cuarteles beastmen, el de los Orcs en las profundidades de Jugner. Decarabas, una vez que hubo verificado que San D’oria no se encontraba bajo ningún riesgo inminente solicito permiso para partir con un pequeño batallón a reforzar la defensa en Bastok – para proteger el consulado – dijo sabiendo lo difícil que seria obtener dicho permiso.

En Bastok la situación era inédita, miles de invasores aparecían por todos lados, las Minas de Zeruhn estaban desbordadas de enemigos, y si bien los Musketeers habían logrado repeler una primera ola que tomo sorpresa las defensas y ya se habían infiltrado hasta la zona de Bastok Mines, el reducido espacio en Zeruhn, aunque anulara la ventaja del enorme ejercito Antica, se habia convertido en una carnicería brutal. Los aventureros que se habían presentado a la defensa de la ciudad estaban coordinándose de la siguiente manera: todos los Thiefs, Ninjas, Rangers y Puppetmasters estaban dispersos por toda la ciudad, cazando a los anticas que habían logrado infiltrarse en la primera ola, evitando que causaran daño en la población. Warriors y Paladins habían conformado el frente que ya habia logrado hacer retroceder al enemigo hasta el puente sobre el río --- ahí estaban siendo apoyados por todos los Red y Blue Mages, además de cuanto Bard, Dancer y Corsair habia disponible. Mientras este frente los tenia confinados al puente, los Black Mages, Scholars y Summoners se daban el festín de sus vidas aniquilando enemigos por docenas con cada hechizo que lanzaban, principalmente cuando intentaron cruzar el río y fueron reducidos a cenizas con una lluvia de Thundagas IV. A lo largo de la mina, se habían abierto otros pequeños frentes con los remanentes de la primer y segunda ola de ataque, y de estos se estaban encargando todos los Monks, Dark Knights, Beastmasters, Dragoons y Samurais. Los White Mages, como Diablociego, se podían ver corriendo por todos lados a donde fueran necesarios, aunque se habia dejado a una pequeña unidad para respaldar la primer línea de defensa.

Y así la situación parecía estar bajo un total control por parte de los Muskteers y los Adventurers, pero en el caos ensordecedor de la pelea, aun por encima del dulce sonido del metal contra los rígidos exoesqueletos de los Anticans, imponiéndose ante los gritos, las órdenes, los truenos y la sinfonía del caos que era el frente de batalla, el aire se lleno de los chillidos inconfundibles de un enemigo aun mas tenebroso que todo el ejercito antica, abriéndose paso a través de la multitud, aplastando incluso a sus propios guerreros, un general de la Fuerza Demon venia montado sobre un Behemoth, y detrás de el, una escolta compuesta de los mas notables monstruos que el ejercito Antica tenia a sus ordenes…

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